Este tema fue particularmente importante para mi el año pasado, la importancia de que las instituciones educativas (IE) estén preparadas y comprometidas para apoyar el desarrollo integral y proteger la integridad de los niños y adolescentes. Cuando hablo de preparación y compromiso no me refiero al aspecto académico y cultural, sino a lo importante que es que las IE de nuestros hijos se enfoquen en el niño o joven como persona, como ser integral y no como un número, un “pasa” o “no pasa”.
La felicidad, como lo están demostrando universidades como Harvard a través de sus cursos sobre Psicología Positiva, no está en lo material, sino en las relaciones, en la capacidad del ser humano para relacionarse positivamente con los demás y consigo mismo. ¿Qué relación tiene esto con lo anterior? Pues que en las IE, es necesaria una visión integral del alumno, tanto como parte del sistema que es el colegio como de otros sistemas y subsistemas como lo son la familia, sus hermanos y su grupo social.
Estos dos últimos años me ha tocado experimentar, ya sea directamente a través de mis propios hijos o indirectamente a través de la experiencia de mis allegados o de mis pacientes en el tema, la falta de preparación que tienen las instituciones educativas en lo que respecta a la detección y manejo de dificultades de aprendizaje, de trastornos del depresivos, de ansiedad, etc., y al abordaje integral con los alumnos.
Por ejemplo, un alumno adolescente se porta “malcriado” cuando lo pasan a hacer operaciones matemáticas al pizarrón y se sale del salón de clase sin hacer lo que le pidieron, diciendo al maestro “no me tengo ganas y no tengo porque hacer lo que no quiero”. ¿Qué harían en la IE que ustedes conocen?
a) ¿Aplicarían el código de conducta y le daría el castigo (suspensión, pérdida de puntos) que consideran merece?
b) ¿Llamarían a los padres y les harían saber el gran problema que representa (por mal ejemplo, falta de respeto, etc.)?
c) A y b.
d) ¿Analizarían si el comportamiento en cuanto a si es normal o no en el alumno, si se debe a algún problema personal o familiar, o a cualquier otra causa?
Lamentablemente, en la mayoría de los casos la respuesta es “C”, y sé que la disciplina o las normas deben ser aplicadas, pero no debe quedarse ahí.
En este caso, la razón del exabrupto del alumno era Déficit de Atención, a tal grado que se le dificultaba llevar un orden de los pasos de lo que le pedían expusiera en frente de sus compañeros, y al pasar a la escuela secundaria por la creciente dificultad de las materias, no pudo compensar con los esfuerzos que venía haciendo. Por esa razón prefirió ser “el rebelde”, “malcriado”, a verse expuesto a lo que suponía sería la burla de sus compañeros. ¿Qué hay detrás? Un miedo profundo a no ser aceptado, al rechazo, y en sus palabras “a que sepan que soy tonto”. En la adolescencia le damos una importancia quizá sobredimensionada a la opinión de los pares, que muchas veces tiene más peso que la de los padres.
Casos como éste me entristecen mucho, ya que este alumno confesó que “tenía miedo de que supieran que era tonto”, lo cual estaba muy alejado de la realidad, pero su autopercepción estaba afectada. Después de hacerle las evaluaciones correspondientes, obtuvo un cociente intelectual mayor al 95% de la población, con múltiples inteligencias adicionales, en las cuales se debe enfocar el aprendizaje significativo. Este es un caso con final feliz, pero ¿qué pasa en la mayoría de los casos? Y lamentablemente la respuesta es que el niño o adolescente es etiquetado y su autoestima se ve afectada por el resto de su vida.
Como éste, hay muchos casos, de los cuales posiblemente escriba la próxima vez, pero quiero hacer un llamado a las IE y a los padres a no quedarse con lo obvio, con lo que presenta el colegio, busquemos más allá, y muy importante, creámosles primero a nuestros hijos, por sobre la palabra de cualquier persona, debemos escuchar primero a nuestros hijos. Esto les hará saber su lugar en nuestra vida, en la familia, y les dará la confianza de abordarnos cuando tengan cualquier problema.
Al final de cuentas, como padres hacemos lo mejor que podemos con las herramientas que tenemos. Por esto los invito a que pulamos nuestras herramientas y no dejemos que la falta de conocimiento nos impida actuar oportunamente.
Me gustaría conocer que piensan respecto a este tema o cualquier tema que quieran abordar, las historias que puedan compartir, para que todos aprendamos juntos, y poder en algunos casos desahogarnos y orientarnos mutuamente.
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